martes, 10 de enero de 2012

CREAMOS TEXTOS BASADOS EN PROYECTOS SOBRE LA PIÑA SILVESTRE


La piña silvestre  mágica y maravillosa
(Cuento)       
 Erase un niñito que no quería estudiar. Cierta noche, después de haber recibido una buena regañina por su pereza, suspiro tristemente, diciendo:
¡Ay! ¿Cuándo seré mayor para hacer lo que me apetezca?
                   Y he aquí que, a la mañana siguiente, descubrió sobre su cama una piña silvestre de hilo de oro que se  desprendía de la corona que ella poseía, de la que salió una débil voz:
                   Trátame con cuidado, estimado niño.
                   Este hilo representa la sucesión de tus días. Conforme vayan pasando, el hilo se ira soltando. No ignoro que deseas crecer pronto... Pues bien, te concedo el don de desenrollar el hilo a tu antojo, pero todo aquello que hayas desenrollado no podrás ovillarlo de nuevo, pues los días pasados no vuelven.
                   El niñito, para cerciorarse, tiro con ímpetu del hilo y se encontró convertido en un apuesto joven. Tiro un poco más y se vio llevando las riendas de su fábrica. ¡Era el jefe! Con un nuevo tironcito, inquirió:
                   Dime piñita silvestre ¿Cómo serán mi esposa y mis hijos?
                   En el mismo instante, una bellísima joven, y cuatro niños rubios surgieron a su lado. Sin pararse a pensar, su curiosidad se iba apoderando de él y siguió soltando más hilo de la corona de la piña silvestre para saber cómo serían sus hijos de mayores.
                   De pronto se miró al espejo y vio la imagen de un anciano decrépito, de escasos cabellos nevados. Se asustó de sí mismo y del poco hilo que quedaba en la bobina. ¡Los instantes de su vida estaban contados! Desesperadamente, intento enrollar el hilo en la corona de la piña silvestre, pero sin lograrlo. Entonces la débil vocecilla que ya conocía, hablo así:
                  Has desperdiciado tontamente tu existencia. Ahora ya sabes que los días perdidos no pueden recuperarse. Has sido un perezoso al pretender pasar por la vida sin molestarte en hacer el trabajo de todos los días. Sufre, pues tu castigo.
                 El joven, tras un grito de pánico, cayó muerto: había consumido la existencia sin hacer nada de provecho.
Juliana, Anderson, Isbett
Alumnos del 5º “A”



La piñita silvestre verdecita
(Cuento)

El Hada soberana de los cerros  invito un día a todas las hadas de las montañas a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Cactácea, al oír llorar a unos niños que Vivian en una solitaria casuchita de Fila Alta, se detuvo en el camino.
                       El hada entro en la pobre casita y encendió el mechero. Los niños, calentándose junto a las llamas, le contaron que sus padres habían ido a trabajar a la cosecha del café en “Los Requejo”,  mientras tanto, se morían de frío y miedo.
                      -Me quedare con vosotros hasta el regreso de nuestros padres -prometió ella.
                        Y así lo hizo; a la hora de marchar, nerviosa por el castigo que podía imponerle su soberana por la tardanza, olvido la varita mágica en el interior de la cabaña.                    El Hada de las cumbres contemplo con enojo a Cactácea.
                        Cómo? , No solo te presentas tarde, sino que además lo haces sin tu varita? ¡Mereces un buen castigo!
                        Las demás hadas defendían a su compañera en desgracia.
                        -Ya sé que Cactácea tiene cierta disculpa. Ha faltado, sí, pero por su buen corazón, el castigo no será eterno. Solo durara cien años, durante los cuales vagara por el desierto, convertida en una piña silvestre y con muchas espinas en mención a la varita que había olvidado.
Amiguitos, si ven  por casualidad a una piñita silvestre y de color verde deslumbrante, saben que es Cactácea, nuestra hadita, que todavía no ha cumplido su castigo.
Carlos Miguel, Kevin, Teodolinda
Alumnos del 5º “A”


La piña silvestre de oro
(Cuento)

La linda Teodolinda, hija del guardián del cementerio, encontró un día una piñita silvestre de oro en medio del sendero.
-Veo que has encontrado mi piña silvestre.
                 Devuélvemela -dijo una voz a su espalda.
                 Teodolinda se volvió en redondo y fue a encontrarse frente a un ser diminuto, flaco, vestido con jubón carmesí y un puntiagudo gorro. Podría haber sido un niño por el tamaño, pero por la astucia de su rostro comprendió la niña que se trataba de un duendecillo.
               -Vamos, devuelve la piña silvestre a su dueño, el Duende del Cementerio insistió, inclinándose con burla.
               -Te la devolveré si sabes cuantas espinas tiene en la corona. De lo contrario me la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para los niños pobres, porque el invierno es muy crudo.
            -Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y una espinas!
             Teodolinda las contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas en los ojos, le alargó la piña silvestre.
            -Guárdala -le dijo entonces el duende-: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pídesela a la piña silvestre.
             Sin más, el duendecillo desapareció.
             Misteriosamente, la piña silvestre de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres del Asentamiento Humano de Fila Alta. Y como Teodolinda nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de  “Piña Silvestre de Oro".

Natividad, Jeanpier, Lisbeth
Alumnos del 5º”A”

El viajero extraviado y la piña silvestre
(Cuento)
 Erase un campesino de Fila Alta, de violento carácter, poco simpático con sus semejantes y cruel con los frutos silvestres, especialmente con los cactus, piñas,  a los que trataba a pedradas, hasta reventarlas.
                    Un día de invierno, tuvo que aventurarse en el cerro Chililique para ir a recoger la herencia de un pariente, pero se perdió en el camino. Era un día terrible y la temperatura se abatió sobre él. En medio de la oscuridad, el hombre resbaló y fue a caer al abismo. Entonces llamó a gritos, pidiendo auxilio, pero nadie llegaba en su socorro. Tenía una pierna rota y no podía salir de allí por sus propios medios.
                   -Dios mío, voy a morir congelado...
-se dijo.
                    Y de pronto, cuando estaba a punto de perder el conocimiento, sintió un aliento a follaje y  espinas en su cara. Una hermosa piña silvestre mágica,  le estaba dando calor con inteligencia casi humana.                  Llevaba una manta enredada en la corona y un barrilito de alcohol sujeto en sus espinas.
                     El campesino se apresuró a tomar un buen trago y a envolverse en la manta.                        Después se tendió sobre la corona del cactus que, trabajosamente, le llevó hasta un lugar habitado, salvándole la vida.
                    ¿Sabéis, amiguitos qué hizo el campesino con su herencia? Pues compró un terreno junto a su casa y fundar un hogar para piñas silvestres como ella le había salvado.         Se dice que aquellas piñas silvestres salvaron muchas vidas a los caminantes pues están llenas de agua y calman la sed en el desierto.
Edvin, Pamela, Estefany
Alumnos 5º “A”




La humilde piña silvestre
(Cuento)
Cuando Dios creó el mundo, dio nombre y color a todas las flores y cactus.
Y sucedió que una piña silvestre pequeña le suplicó repetidamente con voz temblorosa:
                  -No me olvides! ¡No me olvides!
                   Como su voz era tan fina, Dios no la oía.
Por fin, cuando el Creador hubo terminado su tarea, pudo escuchar aquella vocecilla y se volvió hacia la piñita silvestre.
Mas todos los nombres estaban ya dados.
La piñita silvestre no cesaba de llorar y el Señor la consoló así:
                   -No tengo nombre para ti, pero te llamarás "La milagrosa". Y por colores te daré el verde del bosque y el rojo de la sangre que lo llevarás en tu corona como frutitos. Sanarás y alimentarás a los vivos y acompañaras a los viajeros en el camino, les darás socorro cuando estén de sed.
                    Así nació el nombre de  "La milagrosa”, pequeña piña silvestre del desierto de color verde y rojo.
Ana, Gledis, Brayan
Alumnos 5º “A”






El milagro de la piña
En un desolado campo cuando el sol hacía aparecer sus calientes rayos se encontraba el señor Lápiz, junto a su perro Julián rodeados de unas  verdes y sabrosas piñas que son su medicina y alimento llamaban la atención.

Esa mañana triste fue  al estar muy enfermo el Señor Lápiz, Julián el perro fue a traer una piña para curarlo, gran sorpresa se llevó cuando las encontró todas secas porque las habían cortado. El lápiz casi moribundo, milagrosamente recibió la ayuda de una espina que al tocarla hacía aparecer este fruto que con su poder lo curó.

            Finalmente El Lápiz quedó agradecido por tan  maravillosa obra creada por Dios.
Autores: Alicia, Paúl, Diana
Alumnos del 5º “A”




EL REGALO DE DIOS
Hace muchos años en un pueblito pequeño vivía la familia Gutiérrez y la familia Pérez, rodeados de muchas plantas silvestres entre ellas la verde y espinuda piña.
         Una noche la familia Pérez cansada  de la presencia de la piña por las espinas, decidió quemarlas toda la parte que le pertenecía sin importarle el regalo  de nuestra madre tierra, y así fue cuando todos organizados prendieron fuego hasta casi terminar con ella. Grande fue la sorpresa para la familia Gutierrez que al darse cuenta,  con los rostros entristecidos  llegaron al lugar de los hechos, pidieron a Dios que cese el fuego y un aire hizo este milagro.
Tiempo después una epidemia invadió el pueblo  y atacó a la familia  Pérez que para recobrar su salud era necesario contar con  la medicina que ofrece la piña silvestre sintiendo la necesidad  de acudir a la familia Gutierrez  quienes  le  brindaron este producto natural para aliviar  sus males.
Finalmente esta familia aprendió la lección que “Las plantas  nos dan vida y debemos cuidarlas”.

                                   Autores:
                        Magdalena, Sharon, Jairo




LOS TRES DESEOS
Hubo una vez 4 semillas amigas que llevadas por el viento fueron a parar a un pequeño claro de la selva. Allí quedaron ocultas en el suelo, esperando la mejor ocasión para desarrollarse y convertirse en preciosas plantas era la piña silvestre.
Después de un tiempo cuando las semillitas de piña  habían pasado dormidas, decidieron  despertarse y salir a la luz del día, muy contentas crecían y hacían lucir su corona y su capa de espinas.
Un niño estando de paseo por allí las encontró y llevó a una de ellas a su casa, su padre  muy descontento  intentó tirarla por los montes. La humilde plantita le dijo:  yo soy el tesoro, pida tres deseos y se le será concedido: El padre  pidió una elegante casa y se la concedió, pidió un jardín lleno de perlas igual se la concedió, pero dijo esto no es suficiente ahora quiero un maletín lleno de sorpresas también fue concedido. Aun descontento  pidió mucha fortuna para que vivan felices.
 La poderosa piña se molestó y le quitó todo  lo que le había dado y le dijo al niño que pida un deseo, él  pidió salud para su madre que estaba muy enferma eso fue concedido y esta familla vivió feliz para siempre.
Autores: Asly, Ani, Milton



La piña mágica
Hace mucho tiempo en un país llamado Perú, había un pueblito llamado Jaén que era hermoso como un pétalo de rosa, con cosas maravillosas, allí había un niño sincero, amable, él era Evan todos lo golpeaban, pero también había otro niño malhumorado, envidioso  su nombre era Yeison él no lo quería a Evan porque era muy aplicado mientras que él no.
Al día siguiente Evan encontró una piña que era mágica, sin embargo Yeison se burlaba de ese encuentro porque cuando él la cogió sus manos fueron hincadas por las espinas, la pateó y los zapatos igual se quedaron pegadas en la piña y tenía que caminar con ella hasta que enfermó de unas heridas profundas, muy grave él le pidió a Evan que le ayudara y la piña mágica  le dijo que le pidiera perdón y que no sea burlón ni envidioso.
Finalmente  Yeison pidió perdón y prometió nunca más burlarse de los demás, entonces la  piña con su magia curó sus heridas y se apartó de él.
Autores: Miller, Alex, Eduard
Alumnos del 5º “A”

La piña silvestre vanidosa
Érase una vez una piña silvestre vanidosa, satisfecha de su hermosura.
Plantada en mitad del jardín de la escuela “Cristo Rey”, superaba en espinas a todos los cactus que allí Vivian. Tan bellamente dispuestas estaban sus púas, que parecía un gigantesco erizo, era la admiración de todos, sobretodo poseía una corona que la hacía ser única e incomparable.
             Si con lo hermosa que soy, curo enfermedades, además diera fruto, se dijo, ningún arbusto, planta del mundo podría compararse conmigo.
            Y decidió observar a los otros arbustos, árboles, cactus y hacer lo mismo con ellos.
Por fin, en lo alto de su redonda corona, apunto un bellísimo fruto rojo.
            Tendré que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo.
Tanto y tanto creció aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La corona de la piña silvestre, no pudiendo sostenerlo, se fue apachurrando; y cuando el fruto maduro, la corona, que era el orgullo y la gloria de la piña silvestre, empezó a descomponerse hasta que se troncho pesadamente.
          ¡A cuántos hombres, como la piña silvestre, su demasiada ambición los arruina!
               Enrique,Sharon,Juliana, Eduard          
Alumnos  5ºA”




LOS DOS AMIGOS
La piña era una planta medicinal, y alimenticia de  verdad, vivía en un  mercado junto al puesto de Paco, un gran amigo panadero. Paco la trataba con cariño y atención pero siempre que las amas de casa la querían llevar para preparar sus alimentos se entrometía.  Paco  ofrecía  pan al mejor precio y decía todo lo barato es inútil adquirirlo y así lo iba despreciando y haciendo quedar mal ante los demás.
La piña decidió apartarse de Paco y empezó a demostrar lo buena que era para la dieta alimenticia y para la medicina, Paco  ya no podía vender su pan y por tanto no podía sobrevivir.
Hasta que un día decidió visitar a la piña para firmar un pacto y escribir un aviso. Donde  se decía “lleve piña para sus rica mermelada y a acompáñele con el sabroso pan y así vivirá fuerte y sano”.
Finalmente las amas de casa que pasaban por allí leían el aviso y empezaron a comprar, pues ambos vendían y vieron felices para siempre.
Autores: Janet del Carmen, Cinthia, David    

Piña silvestre Milagrosa
(Poesía)
Cura, cura piña silvestre
Cura, cura tu curar,
Que el buen tiempo se acerca
Podrás salir a florear.
Cuando pase por tu lado,
Me acercaré a ti,
Me asomaré a la ventana
Y miraré tu curar.
Alicia y Diana
Alumnas del 5º”A”



El otoño y la piña silvestre
(Poesía)
Es el otoño,
Los pájaros se van,
El día es más corto,
El frío empieza ya.
Aparece la piña silvestre
En pleno florecer
Calma la sed del caminante
Todo esto vas a ver
Es el otoño,
Las hojas se caen ya
Y una alfombra amarilla
El suelo cubrirá.
Piñitas bendita
Gracias por estar aquí
Curando y alimentando
A tu población
Si el otoño llega
No hay problema
Contigo aquí
No hay problema allí.
Magdalena, Jairo, Asly, Alexander
Alumnos del 5º “A”

 
El fruto Milagroso
(Poesía)
La lluvia caía,
cercana, distante,
el cielo rugía,
mas, yo me asombraba,
circular, dominante.

Gotas de vida,
y de energía,
minúsculos copos,
que de agua caían,
traían la limpieza
de noche y de día.
Soy el cactus
Llamada piña silvestre
Curo y nutro a la población
Soy el fruto milagroso
Nazco en el desierto
Soy adorno soy alimento
Y a todos tengo contento
Que espera alegre
curar a la gente.
Aní, Milton, Miller
Alumnos del 5º “A”
Sembré mi piñita
(Poesía)
En el patio de mi casa
he sembrado una piñita;
si la vieras cómo crece
tan alegre y tan espinosita
Yo lo riego diariamente
con cuidado y con amor
y le arranco las malezas
que lo ocultan ante el sol
Pronto, pronto ha de ser grande
Y frutitos rojos me dará
Beberé de su agüita
y entonces, con gran placer,
estudiaré mis lecciones
bajo la sombra de su poder.
Alex, Cristhian, Janeth
Alumnos del 5º “A”



Piñita espinosita
(Poesía)
Espinitas de cactus que ríen y brillan,
Espinitas de cactus de luz del sol,
Espinitas de cactus  de la alegría
que curan y nutren en mi corazón
Cada lección de mi libro
es una espina de amor,
y hay una nueva alegría
en cada nueva canción.
Espinitas de piña para reír,
Espinitas de piña  para cantar
para mecer las campanas
con alegría repicar.
Espinitas de piña silvestre llenas de luz,
Espinitas de piña silvestre llenas de amor,
Espinitas de piña silvestre de la alegría
que curan y nutren mi corazón.
Cinthia, David, Pier
Alumnos del 5º “A”


DULCE TESORO
¿Quién me quiere? ¿Quién me llama?
atento estoy para su bien
ofrezco  de mi fruto bendito
el tesoro escondido
que cuida tu salud,
Es el mundo que aprecia la vida
y valora este fruto bendito
Soy una planta  medicinal
Y también un alimento natural.
Así un día y otro día,
entre espinas y entre hojas,
el humilde campesino
imaginando dolores,
cortó una piña 
llevándolo consigo
Curó todo sus males.
Juliana, Anderson, Carlos Miguel
Alumnos del 5º “A

La fortaleza de la piña
La fruta más bella
Que nace en los campos,
La más estimada
De cuantos la miran.

Es la admirable  piña
Que  alimento y medicina te brinda
Más grato y sabroso
ingrediente en tu comida.

Pero es más preciosa
«La flor de la piña.»
Cuando sobre el fruto
descansa blanquecina como una corona
Y el astro del día
Contempla la poderosa piña.
Teodolinda, Paúl y Lisbet
Alumnas del 5º”A”



BENDITA NATURALEZA
Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente
de bondad;
era  forrada de espina,
verde como la hoja
de un platanal.

Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
de la piña cubierta de espinal,
y era la planta un tesoro
de más quilates que el oro
para él.
Al borde de la fuente
un caballero pasó,
y la piña dulcemente
sus espinas  separó.
Y ofreció al caballero
Alimento y medicina natural
                                                Autores: Edvin, Pamela, Estefany
                                             Alumnos 5º “A”


La piña silvestre
Llegó feliz a los campos
Celebró su verdor
Cual una alfombra
Que es un regalo de Dios.

Crece la piña,
Extendiéndose sin frontera
cubre los campos
De la fértil fila.

El aire, y la Flora
Acaricia mi rostro
Está la encantada piña
De mil aves, mil plantas y mil flores.
Ana, Gleydis, Brayan
Alumnos del 5º “A”
INVOCACIÓN
Campos de Fila Alta
Donde solamente
apreciamos la agradable  piña
Y le invocamos:

Dame tus aguas
¡Oh prodigiosa piña!
Dame tu alimento
¡Como pan de cada día!
Dame tu medicina
¡Para curar mi mal!
Yo te doy gracias
Hasta el final.
Sharon, Enrique, Kevin
Alumnos del 5º “A”



La piña silvestre
(Acróstico)
La piña silvestre
A
mada por muchos
P
or ser curativa y nutritiva
I
mportante para nosotros
Ñoñita eres tu
A
ñorada por tu poder
Silvestre en lo natural
Impresionante curandera
L
as hay en el desierto
V
iéndote crecer estoy
E
res inigualable
S
iempre dispuesta a curar
T
odos en la Fila Alta te usamos
R
ecetas nutritivas y curativas hacemos
E
res lo mejor de la creación
Sharon, Enrique, Juliana, Eduard, Ani
Alumnos del 5º “A”




Piña Milagrosa
(Acróstico)
Piña, piña, piñita
I
mportante para nosotros
Ñoñita del Perú
A
mada y usada por tu poder
Silvestre en la naturaleza
Importante fruto milagroso
L
as maravillas de tu magia debemos conocer
Viéndote curar estoy
E
res genial te invito a usarla
S
iempre dispuesta a sanar
T
odos en Jaén te utilizamos
R
ecetas nutritivas y curativas hacemos
E
res lo mejor de este lugar.
Anderson, Magdalena, Cinthia, Milton, Natividad
Alumnos del 5º “A”




Piña silvestre ganadora de concursos
(Acróstico)
Fruto ganador, piña silvestre
Recordada en la feria de Ciencias
Utilizada por nuestros antepasados
Todos estamos agradecidos
Orgullosos de tenerte
Momentos
Inolvidables pasamos juntos
Logramos ganar en los concursos
Ánimos a todos les damos
Ganaremos nuevamente
Reunidos y unidos estaremos
Orgullosos de triunfar
Somos los mejores al tenerte
Ósculos te damos
Asly, Estefany, Paúl, Miller, David
Alumnos del 5º “A”




EL  C ACT US
(Acróstico)
Eres cactus, un fruto milagroso
L
o curas y alivias todo
Contigo estoy bien cuidado
Alimentado, sano y fuerte
Conociendo donde naces
T
u libre en el desierto
U
mbral de la alimentación y salud
S
iempre estaremos agradecidos por tu colaboración.


 
Pamela, Miguel, Jairo, Alex
Alumnos del 5º “A”





Fruto milagroso
(Acróstico)
              Eres Lo mejor de la naturaleza
                SanAs a todos por doquier
                   A Partir de hoy te consumiré
                    MI fiel compañera serás
                    AÑos tras años curando
                  A tAnta gente alimentas
                  NoSotros seremos fieles a ti
                     LImpia nuestro organismo
       También Logras adornar mi casa  
               Hoy Viernes te prepararé
        En una rEceta nutritiva te haré
También me Sanarás con un emplasto
              Eres Tan milagrosa piña bendita
           SilvestRe del desierto
                    DE hoy en adelante serás mi compañera
Pier, Edvin, Lisbet, Teodolinda, Janet
Alumnos del 5º ”A”




CREAMOS RIMAS CON PALABRAS CLAVES

A  cultivar
La piña silvestre,
Ingrediente
Muy nutritivo
En tu dieta
Natural
Todos la deseamos para nuestro
Organismo.

Sharon, Enrique, Eduard, Anderson, Miller
Alumnos del 5º “A”



Mejora tu salud
Es momento
De consumir e
Ingerir la piña silvestre.
Comida sana es
Importante
No olvides
A alimentarte.
Pamela, Miguel, Jairo, Juliana, Alex
Alumnos del 5º “A”


Divina naturaleza
Importante creación
Encontramos ingredientes
Tan preciados para
Alimentarnos.
Asly, Estefany, Janet, David
Alumnos del 5º “A”


Rica y nutritiva
Es la piña silvestre
Come en tus alimentos
Ensaladas prepara
También es
Admirable medicina.
Lisbet, Teodolinda, Paúl, Pier
Alumnos del 5º”A”


Prepara y disfruta
Interesantes recetas con la
piÑa silvestre que te brinda
Alimentación nutritiva.
Ana, Gleydis, Magdalena, Brayan
Alumnos del 5º “A”





EL SHOW DE LAS ADIVINANZAS

Adivina adivinador
Mi traje me viste de verde;
Por él, el agua no se pierde.
¿Quién soy?
...
Jhuliana
5º “A”




Piensa cabecita piensa  
Nací  dentro del desierto,
Nací con muchas espinas,
Calmo la sed del caminante,
Soy una cactácea.
¿Quién soy?
...
Magdalena
5º”A”


Adivina adivinador
Vestido con mi traje verde
En el parque mi vida se pierde,
Me protejo con mis espinas
Te aseguro a que no adivinas.
¿Quién soy?
...
Sharon
5º”A”



Piensa cabecita piensa
En el campo me crié
Sin nadie quien me cuidara
atada con verdes púas,
y corona  llena de frutitos
son rojitos para  los pajaritos
¿Quién soy?
...
Alicia
5º”A”





Adivina adivinador
Le diré que ella es verde
A veces de viejas se hacen marrones
a ver si así no se pierde.
Le ponen coronita
Si no se le  halla en la sopita
Se le  halla en la mazamorrita.
¿Quién soy?
...
Enrique
5º”A”


Piensa cabecita piensa
Cuando estoy en el campo
Soy verde y espinuda,
y si me llevan como centro de mesa a casa
Me adornan que es un encanto
Mi corona se hace rojiza.
¿Quién soy?
...
Paúl
5º”A”


Adivina adivinador
Redonda y de color verde
No te acerques que te hinco,
Alimento  y curo a la vez,
El pájaro come mi corona
Y como lo ves
¿Quién soy?
...
Anderson
5º”A”



Piensa cabecita piensa
Verde como el campo,
Con espinas como la corona de Cristo
Con nariz roja como el payaso
Sano como el doctor
Y alimento como la nutricionista
Entonces, tú qué crees.
¿Quién soy?
...
Eduard
5º”A”



Adivina adivinador
Verde nace,
Verde se cría,
Si la partes
Es blanca e insípida
A que no sabes
¿Quién soy?
...
Alexander Natividad
5º”A”


Adivina adivinador
Tengo espinas
Fuertes y poderosas
Sirvo de alimento y también de medicina.
¿Quién soy?
...
Asly 
5º”A”




Adivina adivinador
Mi nombre  tiene  cuatro letras
Empieza con “P” y termina con “a” mi apellido es Silvestre
¿Quién lo adivina?
...
Miller 
5º”A”

Adivina adivinador

Verde y espinuda soy
Y como dice mi vecina
Útil en la medicina siempre

preparada estoy.


¿Quién lo adivina?
...
Pamela 

5º”A”



Adivina adivinador
Verde y elegante estoy
Y como dice Eloy

Presente en tu mesa

 siempre voy.


¿Quién lo adivina?
...
Teodolinda 
5ª”A”


Adivina adivinador
Tengo  capa, cubierta de espinas
Blanco es  mi corazón
Soy un jugoso alimento

riquísimo de sabor
¿Quién soy?
...
Ana  

 5º”A”



Adivina adivinador
Mi nombre  tiene  cuatro letras
Empieza con “P” y termina con “a”
mi apellido es Silvestre
Quien lo adivina
Le quita la peste.
¿Quién soy?
...
Cinthia   
 5º”A”